Milfred tiene 6 ruedas

Hace casi 3 meses que salimos de viaje y acabo de darme cuenta de un dato brutal que habría pasado desapercibido para la mayoría de los mortales, pero no para una mente privilegiada como la mía. Milfred tiene 6 ruedas. Las he contado varias veces. Me he puesto a pensar, ¿cómo sería yo con 6 patas? Tendría que levantar 2 para mear, pero quitando ese pequeño hándicap, serían todo ventajas. Sería una especie mejorada de perro. Sería imparable.

Hemos recorrido Portugal de norte a sur y estamos dando los últimos coletazos en tierras lusas, a escasos kilómetros de la frontera Española. Las playas del sur tienen el agua más caliente y más calmada pero son menos salvajes. Huelen menos a playa. A veces salimos de excursión en bici y si la distancia es larga yo suelo ir cómodamente en mi calesa como si fuese un emperador romano. "¡Pedalea, esclavo!" pienso en mi interior. Y sonrío con disimulo. Hace años, cuando era algo más inquieto, probamos también un remolque de bici, pero no funcionó. Bueno, no funcioné. Acabé rompiéndolo y Belkor y Ferrari dando el caso por perdido. Yo al lado, trotando. Pero hace un par de años mis patas se volvieron más débiles y empecé a ver con buenos ojos eso de moverme por la ciudad sin esfuerzo. Entonces vivíamos en Holanda y me prepararon una bici de carga con la que poder, de forma alterna, recorrer elegantemente los caminos que antes hacía íntegramente corriendo. A veces soñaba despierto que iba en moto a toda velocidad, orejas al viento. Os enseño aquí abajo mi Harley holandesa. La echo de menos.

Tras estos tres meses hemos pasado diferentes situaciones. Ha llovido mucho, tanto fuera como, a veces, dentro de Milfred. También se han roto un sinfín de cosas que Ferrari y Belkor han reparado, en ocasiones al borde de la desesperación, pero ya nos sentimos completamente afincados. Y de eso quería hablaros. Mi otrora cama king size me ha sido finalmente arrebatada de forma ruin y me han ubicado en lo que sería el sofá del salón. Sinceramente, era un secreto a voces que, he de reconocer, me había negado a aceptar. Mi antigua cama, justo enfrente, es ahora una especie de comedor/oficina/mesa de lectura. Os he hecho un pequeño boceto a carboncillo para mayor claridad.

En la parte de atrás hay dos literas, la de arriba es un almacén donde a un lado está la impresora 3D y la de abajo, la que llaman continuamente "cama de Jack", pero que jamás he usado y jamás usaré. Ha habido repetidos intentos por su parte pero me niego. Últimamente la "cama de Jack" aloja trastos de todo tipo. Creo que se han rendido. A veces me despierto en mitad de la noche agitado soñando que estoy durmiendo ahí (sí, sueño que duermo, qué pasa), pero veo que sigo en el salón y vuelvo a dormirme aliviado. Creo que es como cuando Ferrari se despierta acojonado y moja la cama soñando que aún esta en la uni yendo a un examen que no ha preparado en absoluto y suspende de forma lamentable, como solía hacer.

La semana que viene estaremos ya en España y pronto comenzará un capítulo nuevo en este viaje. Esto es sólo el principio y aún me siento con fuerzas para lo que venga. Os mantendré informados.

Entradas populares de este blog

14, el número de la suerte

Arrancamos

Un ferrari rojo